Eco tardío
A solas con nuestra locura y nuestra flor favorita
vemos que no hay de veras nada sobre qué escribir.
O que, más bien, es necesario escribir sobre las mismas cosas
de siempre, de la misma manera, repitiendo las mismas cosas una y otra vez
para que el amor continúe y se haga gradualmente distinto.
Hormigas y colmenas deber ser reconocidas eternamente,
y el color que tomó el día
cientos de veces, variando de verano a invierno,
para que se baje la velocidad, hasta alcanzar la de una auténtica zarabanda,
y se acurruque ahí, viva y descansando.
Sólo entonces, esa constante distracción
de nuestras vidas puede apartarnos, amistosa
y con un ojo puesto en esas sombras largas, teñidas y afelpadas,
que calan tan hondo en nuestro descuidado conocimiento
de nosotros mismos, de los sonidos de nuestra época.
En la granja del norte
En algún lugar alguien está viajando furiosamente hacia ti,
a una velocidad extraordinaria, viajando día y noche,
en medio de nevadas y calor desértico, cruzando torrentes, atravesando estrechos pasadizos.
Pero ¿sabrá él dónde encontrarte,
te reconocerá cuando te vea,
te dará lo que tiene para ti?
Aquí difícilmente algo crece,
sin embargo, los graneros están llenos de comida,
los costales de harina apilados hasta el techo.
Los arroyos corren con dulzura, engordando a los peces;
pájaros oscurecen el cielo. ¿Es suficiente
con sacar por la noche un plato de leche,
con pensar en él de vez en cuando,
de vez en cuando y siempre, con sentimientos encontrados?
El interés del amor
Pudimos verlo venir desde siempre,
luego simplemente estuvo aquí, paralelo
al andar del día. Por entonces éramos nosotros
quienes habían desaparecido —en el túnel de un libro.
Al levantarnos tarde en la noche, nos unimos a la corriente
de las noticias de mañana. ¿Por qué no? A diferencia
de otros, no tenemos nada que pedir
o tomar prestado. Sólo somos piezas de geometría sólida:
cilindros o romboides. Cierta satisfacción
nos ha sido concedida. Claro, seguimos volviendo
por más —es parte del aspecto «humano»
del desfile. Y hay regiones más oscuras
delimitadas, y deberíamos explorarlas alguna vez.
Por ahora es suficiente con que el día se haya acabado.
Trajo su carga de frescura, la dejó
y se fue. En cuanto a nosotros, aún estamos aquí, ¿no es cierto?
Paseando simplemente
¿Qué nombre tengo para ti?
Ciertamente no hay uno que te quede
en el sentido en que las estrellas tienen nombres
que de algún modo les encajan bien. Paseando simplemente,
momento de curiosidad para alguien,
pero estás demasiado ocupado
en la mancha secreta detrás de tu alma
como para poder decir algo, y vagas
sonriéndote a ti mismo y a otros.
Consigue ser una especie de soledad
que al mismo tiempo te relaja.
Contraproducente, te das cuenta otra vez,
que el camino más largo es el camino más eficiente,
el que se repitió entre los remansos, y
donde parecías estar yendo siempre en círculos.
Y ahora que el final se acerca
los segmentos del viaje se desgajan como una naranja.
Hay luz ahí dentro, y misterio y comida.
Ven a verlo. Y no por mí, sino por sí mismo.
Y si aun estoy ahí, permite que podamos encontrarnos.
Las Canciones Que Conocemos Mejor
Como una sombra en un cuarto vacío
Como una brisa que tiende desde la tumba
Como un proyecto del que nadie habla
–¿O pensaste de veras que yo era alguien más?
Tu ropa, los pantalones guardando la forma
La forma del cuerpo que visten
El cuerpo que actuó en tantas escenas
Pero ¿pensaste alguna vez lo que ese cuerpo significa?
Es un órgano y un vicio para algunos
Un mal necesario que debemos evitar
Para otros una abstracción o un pedazo de carne
¡Pero cuando estás mirando hacia afuera, estás al volante!
Nadie se preocupa un poco de las cosas carnales
Se llenan de un silencio que se esparce en anillos
Queremos saber más nunca estamos satisfechos
¡No hay que extrañarse que algunos piensen que la carne ha sido
sobrevalorada!
Las cosas que sabemos las aprendimos en la escuela
Intenta aprender algo distinto y romperás la regla
Nuestro conocimiento no es mucho más que un poco
Pero lo sientes muy vivo dentro de ti cuando estás por usarlo
Me miras y arrugas el ceño como si estuviese fuera de lugar
Supongo que nunca hice tanto por la raza humana
Incubé algunos planes sobre papel que parecían bien al inicio
Me senté al costado y miré hasta que la burbuja se reventó
Y ahora te ves bien de la cabeza a los pies salvo por
Una cosa que todavía te preocupa
Está siempre ahí pero cambia de cara
Es el gusano dentro del frijol saltarín que lo altera
Varias veces cuando pensaste que te lloverían confites
Te tiraron un plato caliente de espaguetis
La ropa de fiesta y las joyas deslumbrantes empeñaste
Y sin embargo temes antes de golpear a la puerta de tu padre
Algún día supiste la verdad que trató de liberarte
E igual te quedaste quieto, paralizado como un manzano
La verdad vino y se fue y te dejó en la conmoción
Y ahora crees que la ves desde tu arrogante pedestal
Los otros van y vienen se venden por docena
Les respondes como a un primo lejano
Sólo unos pocos te tocan el corazón
Y esos pocos también parecen haberlo tocado en falso
En el crepúsculo la ciudad con sus colinas brilla serena
Y permítele hacerlo mejor que cualquier cosa
La misma ciudad que de día es tan cruda y tranquila
Tendrás que conocerla, no sólo pinchar su brazo
Aunque la corneta sonó fuerte y clara
Sabías que marcaba el final de tus miedo
De toda mentira y errores estúpidos
Y ahora estás bien y sabes lo que cuesta
Algún día te visitaré cuando seamos viejos y grises
Y hablaremos acerca de esos momentos que pasamos hace mucho
Cuánto importó entonces y cuánto importa aún
Sólo las cosas son distintas si se tiene voluntad
¿Es verdad que a partir de aquí terminarán los malentendidos
Y los hombres se saludarán como si fueran amigos?
Con tantos amigos no quedará nadie para seducir
Y ¿no te parece que la seducción es tan linda?
Se pasa por este cuarto contra la pared pintada
Y se cuelga en los pliegues de las cortinas
Se ha mudado a las flores de la colcha tejida
Y se echa sin saber qué piensa sobre la cama
Te quiero conocer poder conocerte del todo
Que creas en mí como yo en ti
Como en un proyecto del que nadie habla
–¿O piensas todavía que soy alguien más?
Cómo continuar
Oh, hubo una vez una mujer
y ella tuvo una tienda
que vendía fruslerías a turistas
no muy lejos de la dársena
y quienes venían a ver lo que la vida podía ser
lejos de la isla.
Y la vida era siempre una fiesta ahí
siempre diferente pero muy buena
Nuevos amigos que te aconsejan
o se enamoran y eso es lindo
y cada cual creció perfectamente junto al otro
era un portento de poesía
e ironía.
Y en esta calle peligrosa
mucho fue estremecedor e inmundo
pero a nadie pareció molestar
demasiado
las fiestas iban de casa en casa
Innumerables amigos y amantes hubo
por toda la tienda
Hubo alcohol en invierno
y amor en verano
y cada uno fue feliz de haber descubierto
lo que cada uno descubrió.
Pero cuando un día el barco zarpó lejos
no hubo más soñadores, sólo yacientes
de un pesimismo hondo sobre la dársena
moviéndose como si ellos supiesen cómo
entre las fruslerías y los suvenires
las tiendas fortuitas de muebles modernos
y un vendaval vino y dijo
es la hora de quitarles todo
desde los altos árboles hasta las casas pequeñas
sobre senderos pequeños
tan asustados
Y cuando fue el momento de irse
ninguno de ellos salió sin el otro
pues dijeron aquí todos somos uno
y si uno de nosotros se va el otro no irá
y el viento murmuró esto a las estrellas
las personas se pusieron de pie para irse
y echaron de menos al amor.